JOSE ELISEO TOFIÑO MEDINA.
“UNA VIDA DE LUCHA “
La historia del deporte de la lucha en la ciudad, tiene entre muchos nombres, el de Eliseo Tofiño, toda una vida de lucha deportiva, de capacidad, amistad, generosidad y don de gentes.
Siendo aun muy niño, apenas 13 años, el profesos Julio Arce, marco su vida y su decisión de emularlo se convirtió en una realidad. Eran los tiempos en que el viejo coliseo de la calle sexta albergaba las disciplinas de lucha, pesas, boxeo y baloncesto. La petición de querer entrenar fue aceptada de inmediato por el profesor Julio, previa autorización de sus padres. El viejo Eliseo, y Doña Martha, sus progenitores, aunque con extrañeza, respaldaron la decisión y apoyaron los deseos, no sin antes las recomendaciones de rigor, “tenga mucho cuidado, respete al profesor y a sus amiguitos, no se demore en la calle, no hable con extraños…etc.”
Fue así entonces como se dio la génesis de quien seria posteriormente una de las glorias del deporte local, departamental y nacional.
Corría el año de 1963, y nuestro futuro campeón cursaba sus estudios de bachillerato normalista en Guacarí, Normal “Miguel de Cervantes Saavedra”, de donde paso a la capital del Departamento y los concluyo en la Normal “Manuel María Buenaventura”.
Historia deportiva.
Campeón nacional durante 10 años. Estilo Libre 1968 – 1977
Campeón nacional Estilo Grecorromano 4 años 1973-1975-1976-1977
Además participó en varios torneos Internacionales y Juegos Panamericanos en varios países del continente.
Dentro de su historial deportivo ha recibido un sinnúmero de reconocimientos, locales y departamentales.
Paralelo a todos estos logros deportivos y reconocimientos, “El viejo gurrupeto”, como cariñosamente lo llamamos, ha desempeñado el cargo de docente de educación física y deportes en la Institución Educativa Agrícola de Buga.
Las generaciones de estudiantes, docentes y padres de familia lo recuerdan con cariño, y en su homenaje y para eternizar su nombre, el Nuevo Coliseo de deportes de la Institución – sede ITA – lleva su NOMBRE.
Por: Jorge Humberto Chaparro
